La función docente se delimita como altamente compleja,
es preciso reflexionar en la propia
acción que se desarrolla y reflexionar igualmente sobre dicha acción, es a través de la evaluación de la función
docente que se tiene todas las oportunidades y posibilidades para el
desarrollo, no solo profesional sino también personal, esto vamos a delimitarlo
en tres momentos que bajo mi perspectiva sintetizan dicho desarrollo.
Primer
momento la transición del conocimiento teórico al práctico depende de las
experiencias particulares. El profesorado desarrolla su función enmarcado en
unas normas y estrategias establecidas que le confieren seguridad en el
desarrollo de la misma y que en ocasiones desarrolla automáticamente.
El docente
adquiere una serie de conocimientos especializados de las asignaturas y de la
tarea pedagógica teóricamente, lo que no es lo mismo que el desarrollo práctico
de estos conocimientos, en el momento que pone en práctica todas estas cosas
ocurre su propio desarrollo profesional y desde luego personal, ya que en
numerosas ocasiones el aspecto personal marca el desarrollo de la función
docente. Es más el profesor en el desarrollo de su función docente aparece como
un aplicador de estrategias y teorías, como antes anunciaba como dice:
"El libro de texto es una
herramienta ya pensada para que el profesor o profesora no tenga que pensar. Es
una herramienta -un medio de producción cultural- separado de quienes van a
utilizarlo, elaborado en un contexto externo a la práctica de sus usuarios, los
profesores" (MARTÍNEZ BONAFÉ, 1991).